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domingo, 15 de febrero de 2015

Capitulo 2 - Nocturnos

Llegue a casa después de trabajar, llegue antes de comer ya que había dejado a Arwen sola en casa, pero estaba tranquilo sabia que habría despertado hace poco. Llegue y ella estaba sentada en el sofá.
Edgar: hola Arwen, te encuentras mejor?
Arwen: tuve tanto miedo...
Edgar: porque saliste de casa a esas horas? Sabes que es peligroso.
Arwen: lo siento.
Edgar: olvídalo.
La abracé, sabía que lo necesitaba.
Arwen: Edgar...quien me salvo? Tengo la memoria algo borrosa... Tan solo recuerdo que ese vampiro cayó al suelo, empezó a sangrar y vi detrás de mi a alguien, pero no consigo recordar quién o como era.
Edgar: -mierda- fui yo -improvise-.
Arwen: ah... Gracias Edgar -dijo con una cálida sonrisa-.
Arwen se recupero en poco tiempo pero decidí enseñarle algo de magia sobre todo para ese tipo de situaciones, no voy a dejarla sola, pero no quiero que nadie le pueda hacer daño.
Era una día por la mañana, tenía el día libre así que me quede dormido hasta tarde, me desperté cuando Arwen acababa de salir para ir al mercado a comprar algo para comer. Tome un vaso de leche y me quede en el sofá. Alguien llamó a la puerta.
Neko: Edgar! Cuanto tiempo! -Me abrazo-
Edgar: hola! -Dije muy feliz- Entra.
Neko: veo que las cosas por aquí no han cambiado mucho -echo un vistazo a la casa-.
Edgar: no, la verdad. I como fue tu viaje?
Neko: estuvo bien, bueno como ves duro unos 4 años pero valió la pena. Encontré muchos hechizos nuevos, soy muy poderoso, pero la verdad es que echaba de menos estar aquí, tranquilo, así que decidí volver.
Edgar: vaya, me alegro, pero dónde vas a quedar, vendiste tu casa.
Neko: lo se, intentare alquilar alguna.
Edgar: quédate aquí.
Neko: eh?! Enserio? Pero no quiero molestar. Aun vives con tu hermana no?
Edgar: tranquilo, no molestas. Si vivo con ella pero no le importara.
Arwen: Edgar! -Entro por la puerta, parecía que había venido corriendo- Puedes darme unas monedas, me falta un poco para comprar la comida.
Le di las monedas y se fue corriendo otra vez. Ni siquiera había preguntado por Neko, quizás ni lo recuerda.
Neko es mi amigo desde la infancia, siempre íbamos juntos y estábamos juntos casi todo el día, éramos como hermanos. Unos años después de la muerte de mis padre, Neko, que siempre quiso ser un gran mago, decidió emprender un viaje para fortalecerse. Así lo hizo, y me alegro que haya vuelto porque muchos de los que emprenden estos viajes no vuelven vivos. Me alegro de tenerlo aquí de vuelta.
Neko: esa es tu hermana, Arwen? -Algo sorprendido-.
Edgar: si, ocurre algo -observando su expresión-.
Neko: eh... No! Nada!
Edgar: vale...
Estaba extraño pero no le di importancia, le mostré la habitación donde podría dormir, era pequeña, pero estaba limpia, tenía una cama y unos baúles para guardar sus cosas. Arwen nos hizo la comida, y me pase todo el tiempo con Neko que me contaba sus historias, ya que Arwen había quedado con unas amigas. Pero por la noche me vinieron a pedir que hiciera el turno de noche que al parecer había vampiros cerca. Neko quería venir a ayudar pero le pedí que cuidara de Arwen, él acepto con mucho gusto.
-Narra Arwen-
Había sido un día tranquilo, pude estar con mis amigas cosa que hacía tiempo que no hacía. Por la noche Edgar me dejo con un amigo suyo, y me dio que se quedaría con nosotros una temporada. Bueno al menos ya no me dejara tan sola en casa.
Arwen: tienes hambre?
Neko: un poco.
Arwen: entonces te hare algo -dije amablemente-.
Neko: espera, lo hare yo.
Arwen: pero, tu sabes cocinar? -pregunte sorprendía, no es muy habitual encontrar un hombre que sepa cocinar-.
Neko: si, aprendí cuando estaba de viaje. Oye Arwen, no te acuerdas de mi verdad?
Arwen: emm... no.
Neko: me lo suponía. Yo era el mejor amigo de tu hermano, siempre estábamos juntos. Me acuerdo de ti, eras preciosa ya desde pequeña.
Que fue eso? A mi nadie nunca me había llamado preciosa, ni guapa, ni nada parecido.
Arwen: gracias -reaccione-.
Neko hizo la cena, fue muy amable conmigo. Yo me quede dormida un el sofá después de cenar, solo recuerdo que Neko fue a hacer su cama para dormir.
-Narra Edgar-
Empezaba el amanecer y pude volver a casa, había sido una noche agotadora, había muchos vampiros intentando atacar, pero puedimos contra ellos. Volví a casa y al abrir la puerta encontré a Neko cargando a Arwen en sus brazos mientras ella dormía.
Edgar: Neko! Suéltala -enfurecido-.
Neko: no grites, vas a despertarla.
Neko fue a dejarla en su habitación y volvió donde estaba yo esperándole.
Edgar: no vuelvas a ponerle un dedo encima!
Neko: pero si no le hice nada! A qué viene eso?! La lleve a su cama para que estuviera más cómoda.
Quizás me pase un poco, quizás el decía la verdad, no sé porque siempre me enfurezco tanto al ver a alguien cariñoso con ella.
Neko: porque te enfadas tanto? Soy tu amigo, no sé porque debería hacerle daño a ella.
Tenia razon.
Edgar: -agache la cabeza- lo siento, me pase un poco.
Neko: olvídalo, pero no vuelvas a gritarme de esa manera.

Me perdono pero Neko tenía razón, no debo ponerme así cada vez que alguien es amable con Arwen, ella ya es mayor, no debería intervenir en sus asuntos. Pero no quiero que nadie le haga daño y se me hace difícil pensar de esa manera, sobretodo viendo la mirada que le dio Neko el primer día que la vio.

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