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martes, 10 de marzo de 2015

Capitulo 5 - Nocturnos

-Narra Edgar-
Los rayos de la luz del sol me despiertan, intento abrir los ojos pero la luz me lo dificulta. Intento mover mi cuerpo y el dolor que recorre mi cuerpo aumenta. Consigo abrir los ojos y me veo en el suelo con la cabeza un poco apoyada en la pared. Me viene a la cabeza la escena de esas bestias llevándose a mi hermana a la fuerza, lo último que consigo recordar es que uno de ellos me golpeó y al parecer caí inconsciente. Intento levantarme pero solo consigo quedarme sentado apoyado en la pared, el dolor es inmenso. ¿Dónde están todos? Observó la puerta que seguía rota en el suelo y algunos trozos de los cristales rotos de las ventanas, básicamente todo estaba destrozado. Cuando parece que el dolor ha disminuido un poco me levanto por fin del suelo y me dirijo a la calle. Empiezo a andar por la calle, hay varios cuerpos muertos tirados por el suelo, tanto hombres como mujeres, hay sangre por todas partes, es asqueroso. Llegó por fin en la plaza donde observó a lo lejos a Neko, al parecer ayudaba a unos niños pequeños. Me acerco a él y su cara se llena de sorpresa al verme.
Neko: ¡estás vivo!
Edgar: eso creo... -Algo desanimado-
Neko: habría venido a curarte -dijo mientras observaba mis heridas- pero había tanto trabajo que no sabía por dónde empezar.
Edgar: ¿Dónde está Arwen? ¿La viste?
Neko: Edgar... -algo triste-.
Edgar: ¿La mataron? ¿Es eso? -Pregunte preocupado-
Neko: no lo sé, lo último que vi fueron tres vampiros que la habían cogido y se la llevaban al vampiro noble.
Edgar: entonces, la mato... -Supuse-
Armaros: no.
Apareció a mis espaldas, estaba serio y parecía enfadado. ¿Por qué me sigue a todas partes?
Edgar: ¿Cómo lo sabes? ¿Qué le hiciste? -Empezaba a estar desesperado-.
Armaros: ¡deberías preguntarte más bien que fue lo de que no hiciste tu! -Enfadado- Tu deber era protegerla ¿no es así?
Edgar: ¡me dejaron inconsciente!
Armaros: -se acerco a mi- A mi no me grites.
Baje la mirada al suelo. ¡Joder!
Edgar: -intentando ocultar mi rabia- si tanto la quieres, ¿por qué no la protegiste? ¿Por qué no fuiste tras ella?
Armaros: ¿te crees que no lo hice?
Tiro de su túnica negra de un golpe y la rompió dejándola caer al suelo, quedando solo con unos pantalones negros algo estrechos, aun que no le faltaba mucho para que se le rompiera porqué había cortes por toda la tela. Dejó al descubierto su piel llena de heridas y de algunas de ellas aun salía su sangre. Tenía heridas muy profundas, todas indicaban que habría luchando con varios vampiros. Tendría que haberme tragado esas palabras.
Edgar: ¿Dónde está? -Dije intentando disimular que metí la pata-.
Armaros: tú no puedes ir allí.
Edgar: ¿Por qué? Es mi hermana siempre dices que la proteja, entonces dime donde se la llevó, iré a buscarla ahora mismo.
Armaros: eres patético.
¿Cómo se atreve todo el tiempo a tratarme tan mal? ¿Y luego me pide que le dé a mi hermana? Si, es un ángel guardián, se les debe mucho respeto, pero ¿por qué si él me trata con tan poco?
Edgar: ¡deja de hablarme así!
Armaros: te dije que no me grites.
Edgar: ¿Dónde está Arwen? -Insistí-
Armaros: ni siquiera tienes con que ir.
Edgar: comprare un caballo.
Armaros: cuando llegues ya será muerta.
Moría de rabia, su prepotencia es irritante, ¿Armaros? ¿La pareja de mi hermana? Ni en pintura. Arwen es demasiado buena.
Edgar: ¿y no piensas hacer nada?
Armaros: era tu deber protegerla.
Edgar: ¿y quieres que sea tu pareja?
Armaros: eres patético, voy a buscarla -dijo con superioridad-.
Extendió sus inmensas alas y se disponía a volar pero le detuve.
Edgar: espera!
Armaros: ¿que quieras ahora? -Dijo con muy mal humor-
Edgar: déjame ir contigo.
Armaros: ¿por qué? No resististe un pequeño ataque con la ayuda de los demás guardianes, así que no vas a ayudar mucho.
Neko: entonces déjame ir a mí.
Armaros: iré solo y si te traigo a Arwen de vuelta, vas a decirle que tiene que venir conmigo y que será mi pareja.
Trague saliva. ¡Mierda! Sabían que este momento llegaría, pero ¿tan pronto?
Edgar: vale.
Lo acepte. No sé si será lo más correcto, no sé cómo va a reaccionar Arwen, pero ojalá pueda entender que lo he hecho por un bien. Quiero saber que está bien, lo hago porque quiero protegerla aun que se que lo que vendrá después será lo peor que me puedan hacer, quitarme al único miembro que queda de mi familia.
Armaros: bien -sonríe-.
Extiende sus alas y empieza a volar rápidamente dejando caer algunas plumas negras de sus alas.
Neko: ¿Que fue eso? -pregunto algo alterado-.
Por un momento había olvidado que Neko se encontraba con nosotros durante toda nuestra discusión. No sé como contarle eso o más bien, no sé si debería contárselo, pero es mi amigo y siempre me ha ayudado en todo ¿por qué no debería contarle esto?
Edgar: una promesa.
Neko: ¡¿vas a dar a tu hermana a Armaros?!
Edgar: cómo puedes ver no me queda otra.
Neko: ¿por qué la quiere Armaros?
Más preguntas a las cuales no tengo ánimos ni ganas de responder ahora mismo.
Edgar: supongo que le gusta. Oye Neko, no digas esto a nadie, por favor.
Neko: te lo prometo.

Quiero ir a buscar a mi hermana, pero ¿dónde? ni siquiera sé por dónde empezar a buscar, supongo que está en la mansión de ese vampiro noble, la cual solo algunas personas privilegiadas sabrán donde esta, entre ellas Armaros. Si pudiera ir yo no tendría la obligación de tener que entregarla a mi hermana ahora mismo.



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viernes, 27 de febrero de 2015

Capitulo 4 - Nocturnos

Unos seis guardianes se acercaron a nosotros al ver esa escena con todos esos vampiros.
Neko: Edgar! -Se agacho a mi e intentaba ponerme de pie, estaba asustado- Llevadlo a casa! -Ordeno a los guardianes-.
Uno de ellos me cogió y con algunas  dificultades.
Drake: no hace falta te lo lleves, va a morir igual que todos vosotros -dijo con una sonrisa con malicia-.
Neko: no tienes suficientes tierras?! Vete!
Drake: mm.. Resulta que aparte hace un tiempo que no pruebo sangre humana -dice mientras se acercaba poco a poco hasta Neko- ¿quieres ser el primero? -Sonríe-.
Neko le lanzó un hechizo que dificultosamente esa bestia pudo esquivar. El guardián que me había cogido me llevo hasta la puerta de mi casa donde llamo varias veces. Maldita sea Arwen, rápido, abre!
La puerta se abre, noto el miedo de Arwen y después el horror en sus ojos al verme.
Arwen: Edgar... -Dijo temblando-.
Guardián: cuidado y que no salga, es muy peligroso.
Al advertirle eso a mi hermana me dejo a mi sentado y se fue corriendo.
Arwen: Edgar, que ha pasado? I Neko? -Muy preocupada-.
Edgar: ponte tranquila, si? Hay un ejército de vampiros de un vampiro noble fuera, me ha paralizado el cuerpo, casi no puedo moverme.
-Narra Arwen-
Unas lágrimas cayeron por mi mejilla, no pude contenerlas viendo a mi hermano en esas condiciones. Debo ser fuerte, quiero dejar de ser débil, quiero poder cuidar de mi hermano cuando él lo necesita. Lo primero que hice fue poner un mueble delante de la puerta para prevenir que entre algún vampiro, después cogí una toalla mojada para disminuir el dolor a Edgar. Unos minutos después empiezan a dar golpes a la puerta, algunos intentaba entrar por las ventanas.
Edgar: Arwen, recuerdas los trucos que te enseñe?
Arwen: si.
Edgar: no tengas miedo a usarlos.
Asentí aun que estaba temblando, en cualquier momento entrarían. Se oían algunos gritos de unas mujeres fuera, ya habían entrado en algunas casas. En pocos segundos el mueble se cae y la puerta se abre. Empiezan a entrar algunos vampiros, hacía tiempo que no veía ninguno y me aterrorizan, me viene el recuerdo de la muerte de mis padres, tengo miedo. Edgar intenta moverse para defenderme pero no puede ni levantarse, todo está en mis manos, debo protegerle. Recuerdo cada detalle de cuando me enseñó cómo utilizar los hechizos, entonces intento con el más sencillo. Lo hago si se lo lanzo a un vampiro que se había quedado a poca distancia de mi. Lo consiguió y veo como la bestia se desintegra delante de mis ojos. Observó la cara de satisfacción de Edgar y entonces intento detener a otros vampiros, pero son demasiados y los hechizos que aprendí no son suficientes, sin darme cuenta tengo a un vampiro cogiéndome por la cintura, era asqueroso y olía a sangre. Al ver eso Edgar se levanta con todas sus fuerzas para intentar detenerlos pero enseguida cae al suelo. Oigo como grita mi nombre y yo también le llamo, tengo miedo, intento escapar de sus garras pero no soy tan fuerte como ellos, es imposible. Al salir a la calle veo como los guardianes intentan acabar con ellos pero algunos ya están muy mal heridos, cogen a otra mujer a la fuerza y observo como matan a su marido que intentaba salvarla. Algunas lágrimas empiezan a deslizarse por mi mejilla. Entonces veo como un pájaro enorme pasa muy rápidamente por encima del pueblo, luego da la vuelta y baja en medio de la calle. Espera, no era un pájaro, sin duda era un ángel caído. Tiene unas alas enormes con unas plumas de un negro intenso, pero su cuerpo es humano, lleva una túnica negra rota, habría luchando con varios vampiros y tenía un corte en la tela que dejaba un poco al descubierto su pecho. Algunos de los vampiros que se encontraban cerca de él huían corriendo. Los tres vampiros que me habían cogido aceleraron su paso hasta llevarme delante del vampiro noble o al menos supuse que era él ya que vestía más elegante. Detrás del vampiro había el cuerpo de dos mujeres, las conocía era unas amigas, al verlas muertas en el suelo detrás de la bestia me entró más pánico en el cuerpo y los ojos se me inundaban cada vez más de lágrimas. El vampiro noble se acerco a mí y los tres vampiros que me habían llevado se largaron, él me cogió por un brazo y me acerco más a su cuerpo. Tenía los labios llenos de sangre y sus colmillos sobresalían por encima de su labio inferior.
Drake: mm... Eres preciosa -me acarició la mejilla mientras todo mi cuerpo temblaba- tu sangre debe de ser deliciosa -susurro- tu vas a venirte conmigo. Cogedla!
Mando a dos vampiros que estaban haciendo de guardaespaldas. Entonces me ataron las manos mientras yo lo intentaba impedir con todas mis fuerzas pero era inútil. Me ataron y me dejaron al suelo y los dos guardaespaldas me protegían para que nadie pudiese salvarme. Hasta que apareció el ángel caído.
Armaros: Drake! Suéltala.
Drake: vaya, pero si ha venido mi queridísimo amigo Armaros-dijo burlándose-.
Armaros: sabes que está prohibido atacar estas tierras. Márchate!
Drake: estoy harto de tus ordenes! Hace meses que no pruebo ni una gota de sangre!
Armaros: ellos no tienen la culpa, déjalos!
Drake: como ya te dije, no pienso hacerte caso.
Armaros: entonces solo entrégame -dijo señalado-.
Drake: para que ibas a quererla? Una simple chica de pueblo.
Armaros: no me cabrees más Drake! -Bastante enfadado-.
¡¿Pero qué está pasando?! ¿Quién es este ángel caído "Armaros"? ¿De qué me conoce? ¿Por que intenta salvarme? ¿Qué pasa con Drake? ¿Por qué me cogió a mi? Me hago tantas preguntas que aun empiezo a sentirme más mal. Drake se acerco a mí, se agacho , tomo mi brazo y me clavo una de sus garras haciéndome un pequeño corte del cual empezó a salir mi sangre. Empecé a llorar ya no podía controlar mis lagrimas y encima la herida dolía bastante. Drake cogió algunas gotas de sangre con su dedo, se levanto y se las paso por la boca empezando a saborearlas.
Drake: deliciosa -contesto con una sonrisa malvada mirando a Armaros que estaba lleno de rabia-.
Armaros no añadió ni una palabra más, lanzo un hechizo al vampiro pero lo pudo esquivar y este seguía borlándose de él. Armaros extendió sus alas de plumas negras y dio un salto encima del vampiro pero este le dio una descarga eléctrica la cual hizo que cayera al suelo.
Drake: todo esto por una simple chica -dijo riéndose- Armaros sabes que no vas a poder conmigo.
Armaros volvió a levantarse algo dolorido, lanzo otro hechizo pero el vampiro noble lo esquivo con tranquilidad.
Drake: esto me aburre -burlándose-.

Drake mando a uno de sus guardaespaldas que me llevara no sé donde porque no pude entenderlo bien y que luego el vendría. Al otro guardaespaldas le pidió que le llevara todas las mujeres para poder beber su sangre. Así que el vampiro que Drake había ordenado me cogió aun que yo intentaba escaparme, me subió a un caballo negro y el empezó a montar hasta alejarnos mucho del pueblo y mis lagrimas no pararon de caer ni un solo momento. Edgar... ¿estará vivo?

sábado, 21 de febrero de 2015

Capitulo 3 - Nocturnos

Llevo aproximadamente una semana sin poder descansar ni una sola noche, y duermo la mayor parte del día. Cada noche el pueblo está rodeado de esas bestias asquerosas, los guardianes no paramos ni un segundo. Tenemos suerte de que Neko haya llegado aquí estos días porque nos está ayudando mucho, sus poderes son fantásticos y todos los magos quedan asombrados con ellos. No me puedo quedar con Arwen por la noche, Neko tampoco, así que le hice aprender unos trucos por si pasaba algo. No tardo mucho en aprenderlos, es muy buena y con la ayuda de Neko fue más fácil.
Ahora estoy en plena batalla, es de noche y aun faltan unas horas para el amanecer y para que todo esto vuelva a estar más tranquilo. Creo que esta noche es la peor está lleno de vampiros, hacía tiempo que no veía tantos. Ya se han llevado a unos diez guardianes los cuales ya tenían heridas un poco graves, loa llevan a algunas casas donde las mujeres se preocupan de curarles. Yo tengo un corte en el brazo y unos otros cortes en la espalda donde un vampiro me había clavado sus uñas, no hacía mucho de eso, y aun sangraba, pero no pienso rendirme, estoy bien. Neko es rápido, observó sus movimientos, mientras noto como unas garras se me clavan en el ombro izquierdo, grito de dolor pero nadie se da cuenta debido a que hay bastante ruido. Intento girarme y matar esa bestia, pero el dolor es inmenso, se acerca a mi cuello y noto su respiración y su peste a sangre, cuando de repente sus garras abandonan mi hombro y cae de espaldas al suelo. Noto como la sangre cae por mi espalda, me giro con cuidado y veo otra vez esas alas con plumas negras, era Armaros. Vestía con su túnica negra la cual estaba algo rota con algunos pequeños cortes en la tela, habría luchando con algunos vampiros.
Edgar: gr...gracias -conseguí pronunciar-.
Armaros: estate más atento.
No le respondí. ¿Qué hacía allí? ¿Por qué me vuelve a salvar? Preferiría que no lo hubiera hecho.
Armaros: ve a que te curen -me ordeno-.
¿Por qué me está dando órdenes? Sé que se debe respetar a los ángeles caídos pero éste no es el momento, y ¿Por qué se dirige solo a mi?
Edgar: no, aun puedo luchar, estoy bien.
No era verdad pero ya se habían retirado muchos guardianes, no podía abandonar. Armaros no se preocupo más y dejó que siguiera luchando, a pesar de mis heridas que no paraban de sangrar, me sentía de cada vez más débil pero ayudé hasta el amanecer. Armaros también ayudo y eso facilitó mucho el trabajo.
Al amanecer me dirigí a mi casa con la ayuda de Neko, él a penas tenía algún rasguño. Al entrar Arwen se acercó corriendo hasta mí. Exclamó mi nombre y algunas lágrimas cayeron por su mejilla al verme.
Edgar: tranquila Arwen, solo son unas heridas -quería tranquilizarla, no me gusta preocuparla-.
Arwen: quédate en el sofa, voy a curarte ahora mismo.
Neko: te ayudo? -Le pregunto a Arwen-.
Arwen: no, no hace falta, pero gracias -dijo devolviéndole una tierna sonrisa-.
Arwen se fue a la cocina donde empiezo a preparar la medicina para curar mis heridas. Me quite el abrigo largo de piel y la camisa y me estire boca abajo en el sofá. Neko se sento a mi lado.
Neko: deberías estar más atento cuando estas peleando, ¿cómo te hicieron todo eso? -Dijo observando mis heridas-.
Edgar: me despiste unos segundos.
Neko: hablabas con Armaros, ¿le conoces?
Edgar: ¿quién no lo conoce?
Neko: pero no muchos consiguen hablar con él.
Menos mal que Neko no vio que también me salvo, así me ahorro otra pregunta.
Edgar: él fue quien nos salvó a mí y a Arwen cuando asesinaron nuestros padres.
Neko: ah... ¿y solo por eso aún te habla?
Edgar: quizás es por algo más que eso.
Neko: ¿qué es?
Edgar: olvídalo, no es nada importante.
Tengo miedo a confesar la promesa que hice, sea a quien sea, aun no puedo afrontar que tenga que entregarle a Armaros mi hermana. Quizás por eso últimamente está más cerca.
Arwen apareció con la medicina. Neko se fue a dormir había sido una noche agotadora. Arwen empezó a aplicar la medicina cuidadosamente en mis heridas mientras de cada tanto chillaba por el escozor que me causaba.
Arwen: ¿crees que seguirá habiendo tantos vampiros?
Edgar: no estoy seguro.
Arwen: entonces, ¿volverás esta noche? -Pregunto muy preocupada-.
Edgar: si, supongo.
Arwen dirigió la mirada al suelo, triste pero no podía hacer nada es mi trabajo y aparte si no lo hago ella también resultaría herida.
Arwen: deberías ir a descansar a tu cama, estarás más cómodo.
Acepte y ella me ayudo a ir hasta mi habitación, estuve descansando todo el día y Arwen se preocupaba de llevarme la comida. Neko durmió todo el día hasta que empezó a anochecer, entonces también vino a despertarme a mí, me dijo que me quedara que el ocuparía mi lugar pero lo rechace, mis heridas habían secado un poco, me dolían pero podía hacerlo. Arwen me aplico la medicina por última vez y me enrollo una vendas.
Arwen: no quiero que vayas Edgar, tus heridas aun están mal.
Edgar: hay algunos que están peor debo ir.
Ella estaba triste y me rompía el corazón verla así, pero no podía hacer nada. Me puse mi camisa con algunas manchas de sangre ya secas y mi abrigo de piel largo, salí junto con Neko. Por la calle también empezaban a salir los demás guardianes y se oía el llanto de alguna mujer. Nos dispersamos por el pueblo pero Neko no quiso alejarse mucho de mí, entonces algunos vampiros empezaron a acercarse, esos no eran muy fuertes pero a medida que pasaba la noche habían más y más fuertes. Vi a un grupo inmenso de vampiros que se acercaban a nosotros calculo que al menos habían unos 40!
Edgar: Neko! Son demasiados! -grite exhausto-.
Neko volvió a mi lado enseguida, entonces los vampiros pararon su paso y de entre ellos salió uno vestido con un traje negro elegante, sin duda era un vampiro noble, nunca había visto uno de estos y son los más peligrosos. Avanzo su paso hasta encontrarse a un metro de distancia entre nosotros.
Neko: ¡este no es tu lugar! -chillo enfadado- ¡Márchate!
Él tan solo se burlo de las palabras de Neko sin hacerle ningún caso.
Drake: ¿crees que puedes dar ordenes así a un vampiro como yo? No me hagas reír -Dijo burlándose de la orden de Neko- No podréis  con mi ejercito, marchaos de aquí, a partir de ahora estas también serán mis tierras.
Edgar: ni hablar! -exclame- este es nuestro hogar y lucharía por él hasta la muerte.

Esa bestia se acerco a mi pero no di ni un paso atrás entonces hizo un movimiento ágil y muy rápido, tanto que sin darme cuenta me había cogido por el cuello y empezó a apretar sus garras hasta que note una descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo. Quede paralizado mi cuerpo no respondía a ninguna acción, entonces caí de rodillas al suelo.

domingo, 15 de febrero de 2015

Capitulo 2 - Nocturnos

Llegue a casa después de trabajar, llegue antes de comer ya que había dejado a Arwen sola en casa, pero estaba tranquilo sabia que habría despertado hace poco. Llegue y ella estaba sentada en el sofá.
Edgar: hola Arwen, te encuentras mejor?
Arwen: tuve tanto miedo...
Edgar: porque saliste de casa a esas horas? Sabes que es peligroso.
Arwen: lo siento.
Edgar: olvídalo.
La abracé, sabía que lo necesitaba.
Arwen: Edgar...quien me salvo? Tengo la memoria algo borrosa... Tan solo recuerdo que ese vampiro cayó al suelo, empezó a sangrar y vi detrás de mi a alguien, pero no consigo recordar quién o como era.
Edgar: -mierda- fui yo -improvise-.
Arwen: ah... Gracias Edgar -dijo con una cálida sonrisa-.
Arwen se recupero en poco tiempo pero decidí enseñarle algo de magia sobre todo para ese tipo de situaciones, no voy a dejarla sola, pero no quiero que nadie le pueda hacer daño.
Era una día por la mañana, tenía el día libre así que me quede dormido hasta tarde, me desperté cuando Arwen acababa de salir para ir al mercado a comprar algo para comer. Tome un vaso de leche y me quede en el sofá. Alguien llamó a la puerta.
Neko: Edgar! Cuanto tiempo! -Me abrazo-
Edgar: hola! -Dije muy feliz- Entra.
Neko: veo que las cosas por aquí no han cambiado mucho -echo un vistazo a la casa-.
Edgar: no, la verdad. I como fue tu viaje?
Neko: estuvo bien, bueno como ves duro unos 4 años pero valió la pena. Encontré muchos hechizos nuevos, soy muy poderoso, pero la verdad es que echaba de menos estar aquí, tranquilo, así que decidí volver.
Edgar: vaya, me alegro, pero dónde vas a quedar, vendiste tu casa.
Neko: lo se, intentare alquilar alguna.
Edgar: quédate aquí.
Neko: eh?! Enserio? Pero no quiero molestar. Aun vives con tu hermana no?
Edgar: tranquilo, no molestas. Si vivo con ella pero no le importara.
Arwen: Edgar! -Entro por la puerta, parecía que había venido corriendo- Puedes darme unas monedas, me falta un poco para comprar la comida.
Le di las monedas y se fue corriendo otra vez. Ni siquiera había preguntado por Neko, quizás ni lo recuerda.
Neko es mi amigo desde la infancia, siempre íbamos juntos y estábamos juntos casi todo el día, éramos como hermanos. Unos años después de la muerte de mis padre, Neko, que siempre quiso ser un gran mago, decidió emprender un viaje para fortalecerse. Así lo hizo, y me alegro que haya vuelto porque muchos de los que emprenden estos viajes no vuelven vivos. Me alegro de tenerlo aquí de vuelta.
Neko: esa es tu hermana, Arwen? -Algo sorprendido-.
Edgar: si, ocurre algo -observando su expresión-.
Neko: eh... No! Nada!
Edgar: vale...
Estaba extraño pero no le di importancia, le mostré la habitación donde podría dormir, era pequeña, pero estaba limpia, tenía una cama y unos baúles para guardar sus cosas. Arwen nos hizo la comida, y me pase todo el tiempo con Neko que me contaba sus historias, ya que Arwen había quedado con unas amigas. Pero por la noche me vinieron a pedir que hiciera el turno de noche que al parecer había vampiros cerca. Neko quería venir a ayudar pero le pedí que cuidara de Arwen, él acepto con mucho gusto.
-Narra Arwen-
Había sido un día tranquilo, pude estar con mis amigas cosa que hacía tiempo que no hacía. Por la noche Edgar me dejo con un amigo suyo, y me dio que se quedaría con nosotros una temporada. Bueno al menos ya no me dejara tan sola en casa.
Arwen: tienes hambre?
Neko: un poco.
Arwen: entonces te hare algo -dije amablemente-.
Neko: espera, lo hare yo.
Arwen: pero, tu sabes cocinar? -pregunte sorprendía, no es muy habitual encontrar un hombre que sepa cocinar-.
Neko: si, aprendí cuando estaba de viaje. Oye Arwen, no te acuerdas de mi verdad?
Arwen: emm... no.
Neko: me lo suponía. Yo era el mejor amigo de tu hermano, siempre estábamos juntos. Me acuerdo de ti, eras preciosa ya desde pequeña.
Que fue eso? A mi nadie nunca me había llamado preciosa, ni guapa, ni nada parecido.
Arwen: gracias -reaccione-.
Neko hizo la cena, fue muy amable conmigo. Yo me quede dormida un el sofá después de cenar, solo recuerdo que Neko fue a hacer su cama para dormir.
-Narra Edgar-
Empezaba el amanecer y pude volver a casa, había sido una noche agotadora, había muchos vampiros intentando atacar, pero puedimos contra ellos. Volví a casa y al abrir la puerta encontré a Neko cargando a Arwen en sus brazos mientras ella dormía.
Edgar: Neko! Suéltala -enfurecido-.
Neko: no grites, vas a despertarla.
Neko fue a dejarla en su habitación y volvió donde estaba yo esperándole.
Edgar: no vuelvas a ponerle un dedo encima!
Neko: pero si no le hice nada! A qué viene eso?! La lleve a su cama para que estuviera más cómoda.
Quizás me pase un poco, quizás el decía la verdad, no sé porque siempre me enfurezco tanto al ver a alguien cariñoso con ella.
Neko: porque te enfadas tanto? Soy tu amigo, no sé porque debería hacerle daño a ella.
Tenia razon.
Edgar: -agache la cabeza- lo siento, me pase un poco.
Neko: olvídalo, pero no vuelvas a gritarme de esa manera.

Me perdono pero Neko tenía razón, no debo ponerme así cada vez que alguien es amable con Arwen, ella ya es mayor, no debería intervenir en sus asuntos. Pero no quiero que nadie le haga daño y se me hace difícil pensar de esa manera, sobretodo viendo la mirada que le dio Neko el primer día que la vio.

sábado, 7 de febrero de 2015

Capitulo 1 - Nocturnos

Al oír ese grito enseguida reconocí su voz, salí corriendo, ella estaba paralizada y su cuerpo temblaba de miedo. Me puse delante de ella para protegerla, esa bestia estaba enfrente de mí, quería sangre estaba hambriento. Enseguida le lance un hechizo pero no fue suficiente, le lance otro más fuerte y por fin se desintegro convirtiéndose en ceniza. Me gire, ella estaba aun temblando por el medio, fui corriendo hacia ella y la abracé tranquilizándola. Volvamos a casa.
En este mundo ya no puedes andar solo, todo es un peligro por eso solo quedamos los más fuertes. Ahora tan solo quedan unos pocos humanos y de cada día son menos, los que hemos sobrevivido es porque nos convertimos en magos. Yo soy Edgar, un mago y la persona a quien protejo con toda mi vida es mi hermana Arwen.
Edgar: estas bien? Te hizo algo?
Arwen: estoy bien -aun asustada- Gracias.
Edgar: porque saliste? Está muy oscuro, es peligroso salir a estas horas.
Arwen: solo fui a buscar unas cosas que deje fuera. Lo siento.
Suspire, no quise presionarla más ya era suficiente con el susto que se habia dado.
Edgar: queda algo de comida?
Arwen: hice un poco de arroz con algunas setas, quieres?
Edgar: si, tu comida siempre es deliciosa.
Esa noche, aun que yo dormí de los más tranquilo sabía que Arwen estaba inquieta, no durmió mucho, pasó casi toda la noche dando vueltas en la cama. Tanto Arwen como yo tenemos miedo a esas bestias, yo he conseguido dejar ese miedo atrás pero a veces me vienen los recuerdos a la cabeza y tiemblo. Arwen intenta no tenerles miedo pero es más débil por no me separo de ella. Esas bestias son vampiros, unos monstruos chupa sangre que matan a los humanos, para protegernos de ellos tuvimos que aprender la magia o la brujería, solo los que lo aprendimos hemos podido sobrevivir hasta el día de hoy.
Edgar: buenos días, conseguiste dormir algo? -Dije cuando la vi entrar en la cocina donde estaba desayunando-.
Arwen: solo unas pocas horas. -Contesto con los ojos mirando a otro lado-.
Edgar: deberías descansar más. Toma -le entregue una taza de leche-.
Arwen: gracias.
Arwen y yo vivimos solos en una casa pequeña y de lo menos lujosa, tenemos lo justo y necesario para vivir, no somos precisamente ricos, tenemos un jardín pequeño donde plantamos algunas verduras y con el poco dinero que consigo yo protegiendo el pueblo, compramos algunas otras cosas.
Arwen: que vas a hacer hoy?
Edgar: no lo sé aun, por?
Arwen: quiero salir un poco, hace casi una semana que no salgo de casa... No me dejes sola tanto tiempo.
Edgar: pero tengo cosas que hacer.
Arwen: -dirigió su mirada al suelo- vale.
Edgar: lo siento.
Sé que Arwen, se aburre quedando sola en casa mucho tiempo, solo hace la comida y se ocupa un poco de las tareas de la casa. Pero tengo miedo que salga sola, no quisiera que le pasase algo malo, y a la vez yo tengo que trabajar para el pueblo así que no tengo mucho tiempo para ella.
Después de trabajar volví a casa, ya era por la tarde y pronto iba a oscurecer. Al entrar en la casa todo estaba muy silencioso, olía a la comida que Arwen ya había hecho.
Edgar: Arwen? Ya llegue. -No respondía y eso empezó a preocuparme- Arwen? Donde estas? -Nada, ni una palabra, mire en las habitaciones pero no estaba- Me asuste, salí de casa corriendo, empecé a correr por todas partes, la busque pero no la encontraba, pregunte a algunas personas pero nadie la había visto, volví casa para ver si había vuelto pero aun no estaba allí. Se me ocurrió ir por un camino que está cerca de casa, el cual se dirige al bosque que está al lado del pueblo. Me adentre en el bosque. estaba muy oscuro casi no veía nada, iba chillando el nombre de Arwen todo el tiempo pero no recibía ninguna señal, hasta que vi una pequeña luz que se acercaba a mi poco a poco, me puse en posición de defensa, en aquel momento todo era peligroso. Esa luz se acerco más y pude distinguir la silueta de unas enormes alas negras y su cuerpo sosteniendo alguna cosa entre sus brazos. Era un ángel caído. Se acerco hasta llegar a mí.
Armaros: ten -dijo entregándome a Arwen- la tuve que dormir.
Edgar:  gracias.
Armaros: protégela más! Estuvo a punto de convertir-se en un bestia.
Edgar: qué?! que ocurrió?!
Armaros: un vampiro la encontró por aquí y a estas horas andan más hambrientos que nunca, si no llego a escuchar sus gritos ahora sería como esas bestias.
Edgar: muchas gracias Armaros.
Armaros se fue y yo regrese lo más rápido posible a casa con Arwen que aun seguía dormida.
Armaros es uno de los ángeles caídos, son de alas con plumas negras,  unas alas enormes, altos con un cabello tan negro como sus alas. Las mujeres los adoran por su increíble físico y quizás por su increíble fuerza y poder. Los ángeles caídos son nuestros guardianes, son los que intentan poner algo de paz entre humanos y vampiros. Siempre andan vigilando los pueblos sobre todo los más pequeños donde el peligro es mucho mayor.

Conozco a Armaros des de hace mucho tiempo, de hecho él fue quien nos salvo a mi hermana y a mí de ser devorados por los vampiros que estaban devorando nuestros padres, ese es el trauma que atormenta a Arwen desde niña. Después de salvarnos Armaros quedo asombrado de la belleza de mi hermana aun que era tan solo una niña pequeña, así que como recompensa Armaros me pidió que protegiera bien a Arwen hasta que fuera adulta y que entonces se la tenía que entregar como su mujer, en aquel entonces yo solo tenía 12 años y Arwen 8. No quería hacer-lo de ninguna manera creía que Arwen tenía que estar con un humano como ella pero si no lo hacía Armaros la entregaría a los vampiros, así que tuve que aceptar el trato. He cuidado siempre a Arwen desde ese momento pero no por el trato con Armaros sino porque es mi única familia, la quiero mucho y ella siempre se preocupa por mí. El problema ahora es que Arwen se está convirtiendo poco a poco en toda una mujer, bellísima, y aun no le he contando el trato con Armaros. Cada día me pregunto si debería decírselo de una vez por todas pero la veo feliz así además cada vez que ve un vampiro o un ángel caído tiene miedo, los recuerdos de la muerte de nuestros padres le inundan los pensamientos de tristeza y los ojos de lagrimas, de modo que no me veo entregándosela a Armaros para que sea su mujer. Aun que supongo que ese día llegara... No quiero pensar en eso!

sábado, 3 de enero de 2015

Capitulo 32 - Los opuestos se atraen - Final

Mi madre me entrego un precioso ramo de rosas blancas y azules de los mismos colores de mi vestido, ahora solo faltaba desfilar ante todo el pueblo y una vez en la sala de celebración le veré, por fin. Mi madre termino algunos pequeños detalles mientras le caían unas lagrimas de alegría, la abrace. Ella me acompaño hasta la sala donde él me esperaba, la gente del pueblo estaba muy emocionada, creía que en un acto como este nunca sería posible aquella felicidad de mi pueblo, pero lo conseguí. Entre en la sala y le vi de espaldas, pero enseguida se giro a verme, quedo con los ojos abiertos, veía la felicidad en su rostro, vestía con un traje negro con algunos detalles en rojo como símbolo de su elemento. Me acerque hasta él me tomo la mano y la beso, 'estas preciosa' pronuncio en voz baja. Mi madre empezó la ceremonia, todas la familias nobles estaban ahí, incluso permitieron dejar entrar a sus amigos ya que eran 'su única familia' y de fuera se oían las voces de los más pobres y no tan pobres, aun que mi mente solo estaba centrada en una cosa, Threldor. La ceremonia duro una media hora, mi mente estaba ausente hasta que mi madre pronuncio esas palabras... 'Threldor deseas a mi hija Amynia como futura esposa hasta que la muerte os separe?' A lo que Threldor ni se lo pensó dos veces 'si quiero'  mi madre algo emocionada siguió 'Amynia, mi preciosa hija, deseas a Threldor como futuro marido hasta que la muerte os separe' mire fijamente a los ojos de Threldor 'si quiero'  mi madre se emociono aun más pero consiguió decir las últimas palabras 'entonces yo es declaro marido y mujer, podéis besaros' Threldor se acerco lentamente a mí y me beso con todo su amor incluso puede notar como caía una pequeña lagrima por su mejilla de la emoción, se separo de mi y dejo claramente 'te amo'. La gente aplaudía dándonos la enhorabuena salimos fuera para saludar a la gente que no había podido entrar, unos tiraban pétalos de rosas azules o blancos y otros rojos, Threldor volvió a besarme. Después de todo eso nos llevaron a una casa en medio de campo precioso rodeado de algunos árboles, cenamos con mi madre, la nobleza, y los amigos de Threldor, fue todo maravilloso, después de eso mi madre nos dejo allí permitiéndonos quedarnos por un tiempo solos, fue el día más feliz de mi vida.
...Después de la muerte de mi padre, yo y mi madre pasamos a gobernar, lo primero que pedimos fue un acuerdo entre la región del fuego con la nuestra con tal de que Threldor y yo pudiéramos estar juntos, lo conseguimos, desde ese momento cualquier miembro de las dos regiones puede pasar a la otra región sin ningún problema, algunas personas aun temen a los de la otra región pero con el tiempo temen menos, esperamos algún día poder llegar a un acuerdo con las demás regiones, me gustaría poder volver a ver a Elydia y a Glemir, por el momento así estamos bien, mi madre enseguida se encargo de todo sobre nuestra boda y nos ayudo con todo. Ahora estamos en esta maravillosa casa en el campo disfrutando de nuestro amor entre tanta tranquilidad, quizá algún día nuestros futuros hijos puedan ver la paz entre todas la regiones y ojala que nada les pueda impedir ser felices.


Fin

domingo, 7 de diciembre de 2014

Capitulo 31 - Los opuestos se atraen

... Con mucho cuidado logramos llegar a mi habitación. Threldor estaba congelado así que se metió en mi cama con algunas mantas.
Amynia: mejor?
Threldor: si, pero i tu padre? Mañana me va a matar.
Amynia: voy a intentar impedírselo.
Threldor: porque tienen que ser tan malvadas algunas personas?
Amynia: no lo se... -una lágrima cayó por mi mejilla- lo siento...
Threldor: no, Amynia, no llores.
Amynia: todo lo que te está pasando es culpa mía...
Threldor: no es verdad! Amynia tú querías sacrificar toda tu vida estar casada con un hombre al cual odias solo por protegerme a mí, te has enfrenado a tu padre solo por mí. Te debo tanto...
Amynia: simplemente te amo, por ti lo daría todo.
Acto seguido nos abrazamos y nos quedamos dormidos en la cama.
Tinor: Amynia!! Abre la puerta -golpeando la puerta-.
Era temprano, sobre las 9 de la mañana, se dio cuenta de que Threldor no estaba en la celda y vino a buscarlo en mi habitación, me asuste y le dije a Threldor que se levantase de la cama rápidamente.
Amynia: que quieres? -asustada-.
Tinor: dame a Threldor!
Me quede paralizada con miedo no sabía qué hacer, hasta que mi padre tumbo la puerta de tantos golpes.
Tinor: -observo la cama- que habéis hacho?
Amynia: nada! tan solo lo protegí -me aparto de su camino y se dirigió a Threldor-.
Tinor: aparte de entrar en mi reino, vienes a mi casa y quitas la virginidad a mi hija?! -furioso-
Amynia: papa! eso no es cierto! -dije casi temblando-.
Tinor: no me vengas ahora con mentidas, esto se acabo, guardias!
Los guardias cogieron a Threldor, le encadenaron los brazos y las piernas, intente con todas mis fuerzas impedirlo pero no pude, mi padre me cogió y me encerró en mi habitación. Iba a ahorcarlo delante de todo el pueblo, no podía quedarme en mi habitación de brazos cruzados así que solo tuve una alternativa, rompí la ventana que también me había cerrado y pude salir volando. Lo más rápido que pude llegue a la plaza donde mi padre estaba humillando a Threldor antes de ahorcarlo, aun que ya tenía la cuerda en el cuello. Baje en medio de la plaza.
Amynia: no lo hagas!
La expresión de mi padre fue de furia, rabia, no lo soportaba.
Tinor: ahorcarle ya!
Amynia: por favor! No!
Threldor: Amynia...  -dijo casi a punto de llorar-.
Mi padre dio la orden y el soldado no se lo pensó dos veces y tiro de la palanca para quitar la tabla que tenia Threldor debajo de sus pies en ese precisos momento una misteriosa flecha atravesó el pecho de mi padre, no sé de donde salió, de hecho nadie lo sabía, cayo de rodilla, sangraba, tenía todo el pecho rojo, sus ojos se pusieron en blanco y cayó muerto en el suelo. La gente empezó a alarmarse tenía miedo, no sabían como reaccionar. Yo estaba paralizada simplemente no sentí ninguna pena al ver mi padre cayendo muerto, simplemente reaccione y me dirigí a Threldor lo más rápido que pude, le corte la cuerda y le salve la vida. Los soldados me miraron en busca de una respuesta, no dije nada. Ayude a Threldor a que se pusiera en pie aun que le costaba respirar. Uno de los soldados me se acerco a mí.
Soldado: princesa su padre...
Amynia: llevadlo a mi madre -sin pena alguna-.
Él obedeció ahora que mi padre no estaba no había nadie que ordenase a matar a Threldor.
Amynia: vámonos a casa, si?
Threldor: gracias, es la segunda vez que me salvas la vida, pero Amynia, tu padre murió, no deberías?...
Amynia: no debo hacer nada, él nunca me quiso como lo haría un padre de verdad, tan solo voy a consolar a mi madre.
Threldor: Amynia, tu madre me va a odiar, será mejor que me vaya.
Amynia: no, prometimos estar siempre juntos bajo toda circunstancia, te acuerdas?
Threldor: si, no voy a fallarte.
Nos fuimos al palacio, nada más entrar oíamos los llantos de mi madre, yo entre primero y enseguida la consolé aun que no derrame ni una lagrima.
Tinarania: hija... que paso? Fue su culpa?
Amynia: qué?! no! Mama te digo la verdad nadie sabe quien fue tan solo alguien le disparo una flecha por detrás y lo mato.
Tinarania: te creo, pero estas bien? no lloras...
Amynia: lo siento mama, pero él jamás me demostró que me quería...
Tinariania: entiendo.
Los guardias se llevaron el cuerpo de mi padre, iban a prepararlo para incinerarlo esa tarde.
Amynia: mama, deja que Threldor se quede.
Tinarania: hija si tú crees que él es tu amor yo nunca voy a impedirte estar con él, ahora vamos a reinar nosotras -dijo entre lagrimas- tan solo se feliz.
Amynia: gracias! -la abrace-.
Dejamos a mi madre solo, lo necesitaba, fuimos a los jardines de detrás.
Threldor: así que estaremos juntos...
Amynia: si, sin tener que escondernos de nada.
Threldor: eres el mayor tesoro de mi vida.
Amynia: ooh, te amo!
Threldor: jamás voy a abandonarte, te promete un amor eterno, incluso te esperare después de la muerte, Amynia, eres mi todo, gracias.
Amynia: Threldor... -lo abrace casi con lagrimas, me emociono mucho oír esas dulces palabras-.
Threldor: -se alejo un poco de mi- tan solo voy a pedirte una simple cosa más -puso un rodilla en el suelo y cogió mi mano- cásate conmigo.
Amynia: ohh Threldor si! si! si! -lo bese como nunca-.

Había quedado algo paralizada al oír esas palabras en verdad no lo esperaba y por supuesto acepte sin dudarlo, es el amor de mi vida, jamás hubiera pensado sentir esto por alguien, jamás hubiera imaginado vivir una amor tan imposible y que saliera bien a pesar de tantas dificultades, jamás hubiera imaginado encontrar al hombre perfecto como era Threldor, y no es que sea perfecto pero es que me enamoran incluso sus defectos. Quiero pasar mi vida a su lado, le amo.